domingo, 10 de marzo de 2013

Weekend

Dos años ha tardado en llegarnos la obra del director britanico Andrew Haigh. Teniendo en cuenta que la fecha de su producción fue en 2011 y su estreno en Reino Unido el 4 de noviembre de 2011 (de hecho se estrenó en muchos paises antes, pero generalmente en el ámbito de festivales) creo que hemos tenido que esperar demasiado. Suele suceder, y últimamente mas de la cuenta. Pero en esta época es el precio que hay que pagar, si no hay un mínimo de exito asegurado el estreno se demora al máximo. Y en este caso, no en vano, hablamos de una película claramente independiente aunque de enorme calidad.


Haigh inicia su carrera como asistente de montaje en las películas Gladiator o Black Hawk derribado. Fue un estrecho colaborador del director Ridley Scott, de hecho las dos películas que he nombrado las dirige Scott pero participa en mas (El reino de los cielos por nombrar otra). También trabajó con otros directores, siempre como asistente de montaje.
En el año 2009 dirigió su primera película Greek Pete que trataba el tema de la prostitución masculina, película que no consiguió una crítica tan buena como Weekend, pero fue premiada en algún festival. Antes de esto Haigh ya se atrevió como director con 4 cortos (Oil (2003), Markings (2005), Cahuenga Blvd (2005) y Five Miles Out (2009)).


Para desarrollar esta historia contó con los jóvenes actores británicos Tom Cullen y Chris New
Y que decir de la película en si. Pues que su discurso no es nada convencional, es cine social y denuncia la hipocresía que vive actualmente la libertad sexual que ya nos parece absolutamente conquistada. Es romántica, pero no tiene ningún temor en mostrar escenas de sexo gay sin que por esto la película quede condenada a dirigirse solo al colectivo homosexual. Mas allá de esto es recomendable que la vea todo el mundo.
Son muchas ideas las que se desarrollan como que no se debe caer en los clásicos tópicos, los convencionalismos que la gente espera de una persona (sobre todo cuando te mueves con la misma gente desde hace mucho tiempo y tienes que interpretar tu papel como se espera) y también la enorme soledad que se acaba respirando. 
Es en conclusión una gran obra que, salvo para algunos, pasará desapercibida por pertenecer al género de cine independiente y por el tema que trata. Con una forma de dirigir por parte de Andrew Haigh muy buena e intimista (no en vano este director tuvo a un buen maestro). Y que aporta al cine británico (por lo general de mis preferidos) una obra fresca y necesaria. 
En definitiva llega algo tarde, pero la espera ha merecido la pena. Ya se sabe que cuanto mayor es la espera de una película y mejores son las críticas que se le dan a la larga se puede provocar decepción en el espectador, desde luego no ha sido mi caso. Esperaba esto, y quizás me han acabado dando incluso mas.

Hasta la próxima entrada.  

1 comentario:

Unknown dijo...

El próximo estreno de Looking 2 , una serie de HBO sobre tres amigos homosexuales (y sus citas y problemas cotidianos) que viven en San Francisco, me ha recordado la necesidad de ver esta película que en su momento se me escapó de las carteleras de cine. Weekend, escrita, dirigida y montada por Andrew Haigh, que también está tras la producción de la serie de HBO, hace de ambas propuestas un estilo similar, en cuanto a la fotografía y el acercamiento a los personajes, aunque también numerosas diferencias: la serie sitúa a los personajes en el meollo de la comunidad gay de San Francisco, en una ciudad turística y tolerante, con personajes que viven su sexualidad con abierta normalidad y por tanto encuentran más facilidades para poder expresarse como tales, lo cual da pie también a incidir en algunos clichés; por su parte, la película de Haigh se ubica en Nottingham, una ciudad no tan cosmopolita como el Londres multicultural y en un mundo no tan empático con los homosexuales como suelen serlo las grandes capitales que atraen a turistas gays con alta capacidad adquisitiva. El matiz es importante, pues en este siglo XXI el tema de la aceptación de la libertad sexual de las personas no está tan extendido como habitualmente, y dentro de nuestra mentalidad moderna, suele entenderse.